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Primer día. Hola. ¿Quien eres?. Recibí un correo tuyo, nada en especial, un correo masivo y esta a tu nombre. Pero no se quien eres. ¡Mira! Estas conectada en el mensajero. ¡Diablos! No me has querido decir. Tendré que rastrearte en Internet. ¿Eso te alegra?. Parece que sí.

Ya veo. Así que ahí fue cuando te conocí. Ya decía yo que era raro tenerte en la lista de contactos. Un gusto volverte a ver. Aunque antes te conociera prácticamente nada.

Tanto tiempo después, y apenas te empiezo a conocer. Es bueno, eres interesante. No, no me enamoraré de ti. Bueno, quizá un poco. Sólo lo suficiente para mantener la esperanza viva sin producir daño a largo plazo.

Segundo día, y me sigues hablando. Supongo que de alguna forma te he caído bien. Siempre creí ser alguien detestable. Quizá no sea cierto, eso subirá mi autoestima un poco. ¿Estas enferma?. Que mal. Deberías descansar. ¿Descansas mucho?. Me dejas sin palabras, quizá lo tomes a mal.

Tercer día. ¿Estas mejor?. ¡Bien!. Quizá en adelante ya no hablemos tan seguido. Hay que regresar a cumplir responsabilidades. Han sido tres días divertidos. Ojalá tuvieses una clon soltera por acá. Aunque eso no asegura que yo le agradara de esa forma. Ni modo, me conformaré con mirarte a lo lejos. Sigue luchando por tus ideales. Tus fantasías y tus sueños. No te rindas. Si me necesitas, aquí estaré.