miércoles, marzo 12, 2008

Melancolía

Atormentado por las canciones que me hacen recordar mi infelicidad, he salido a buscarte.

Te he encontrado donde te dejé aquella noche, acompañada de aquel a quien más odio.

Me acerqué a ti, y suplicante te pedí me dejaras hacerte feliz.

Has derramado lágrimas, mientras nuestros cuerpos se acercaban más y más y mi mirada penetraba en tu alma.

Extraje el instrumento de entre mis ropas, y sin despegar mis ojos melancólicos de tu rostro lloroso, lo inserté en tu frágil cuerpo. Un gemido de dolor se escapó de tu dulces labios, mientras aquel cálido fluido emanaba de ti, manchando tus ropas y mi piel desnuda.

Me he levantado, dejando tu cuerpo inerte tirado en el suelo de l habitación, al lado del de tu amado. Tu sangre cubriendo mi mano y el cuchillo en ella, aún se siente tibia y no puedo contener la necesidad de probarla, de limpiarla con mi lengua.

Pensé que me sentiría mejor si te ayudaba como en los viejos tiempos. Te he liberado de tu dolorosa existencia, de aquella que siempre has lamentado. Deberías estar feliz y sin embargo no sonríes. Y yo, aquí parado contemplando la Luna a través de tu ventana me siento más melancólico al pensar que no te he sido más útil ni siquiera en el último momento.

Extraño aquella época en que sabíamos sonreír.

Extraño los momentos en que el tiempo se extendía infinitamente para nosotros y nuestras charlas.

Extraño la era que llegué a disfrutar a tu lado.

Extraño la vida que una vez tuve, antes de ser este amasijo de carne sanguinolenta que sostiene en su interior el alma de alguien que hace mucho olvido como vivir.